Opinión

Una zorruna pretensión

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Por Yuri Castro
Periodista

Comprar y vender libros es un trabajo digno, como cualquier otro trabajo que en el mundo es.
Sin embargo, dedicarse a la compra y venta de libros no convierte a nadie en gestor cultural. Esta es una zorruna, por astuta, pretensión.
Vendí un día de estos un lote de libros. Ni el amigo que los compró, ni yo que los vendí, nos convertimos en gestores culturales.
Si voy a una librería de viejo y vendo mis libros, quien los compra no se transforma en gestor cultural, aunque luego los venda al triple o cuádruple precio.
Si pongo una mesa en una feria y vendo libros, esa tarea tampoco me convierte en gestor cultural. Es un negocio, como cualquier otro.
La gestión cultural no es compra y venta de libros, porque si fuera así, todos los dignos libreros de la calle Sinchi Roca serían los mejores gestores culturales de la región. Y también lo serian los dueños de cada librería de nuestra ciudad y habría que llamarlos para que dirijan cada institución cultural.
Seamos claros, precisos y honestos para autodenominarnos gestores culturales. Por algo estamos en la denominada capital de la cultura para no dejarnos embaucar por los traficantes de conceptos.

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