Los pobladores de los caseríos aledaños a la zona minera del cerro el Toro en Huamachuco, provincia de Sánchez Carrión, temen que la tan anunciada tercera ola del coronavirus se propague en sus comunidades debido a la expansión de las labores mineras ilegales que han convertido a la zona en un posible foco de contagio de la covid-19.
Los comuneros captaron imágenes de cómo siguen trabajando en esas labores clandestinas, a pesar de la disposición emitida por la Gerencia Regional de Energía y Minas e Hidrocarburos de La Libertad que restringe actividades extractivas ilegales en el cerro El Toro. Todo ocurre ante la inacción de las autoridades y de la Policía para hacer frente a esta ilícita actividad.
Según denunciaron, sin ningún tipo de protocolos sanitarios, los ilegales han incrementado el número de su personal que llega hasta el lugar para trabajar en los socavones y extraer de forma irregular el tan ansiado mineral burlando todas las medidas de salud.
Advirtieron que estos últimos días, entre el 27 de julio y 2 de agosto, se ha observado mayor movilización. Entre 700 u 800 personas ingresan y más de 90 vehículos circulan por estos campamentos mineros ubicados en los predios que tendrían como dueños a los hermanos García, los hermanos Sánchez Ballena y a Jorge Espejo Moreno. Este último habría empezado a ampliar sus operaciones con la construcción de pozas y un cerco para evitar ser descubiertos. En la zona también opera el pastor Oswaldo Alva Polo.
Algunos vecinos de Shiracmaca han intentado denunciar ante las autoridades competentes y los medios locales, sin lograr pronta solución a esta problemática. “Algunos medios locales nos apoyan solo cuando se trata de ir contra la mina formal. Pero cuando se trata de denunciar a los mineros ilegales o los dirigentes como Jorge Espejo Moreno o el pastor Oswaldo Alva Polo no contestan nuestras llamadas. También estamos abandonados por las autoridades”, lamentaron.
Es al anochecer que se nota el aumento de camiones que transportan los explosivos y mineral robado. Los choferes siguen la ruta establecida e incluso pasan frente a las dependencias policiales en Huamachuco, sin ningún temor. Su destino es Shiracmaca, el caserío donde viven y esconden los mineros ilegales de Huamachuco. Los camiones que salen del mencionado caserío, apenas se inicia el anochecer, llevan el mineral robado. Nadie los detiene para una inspección. A esa hora, extrañamente, la salida hacia Trujillo está libre.
Asimismo, las muertes son frecuentes en estos campamentos ilegales cuyos dueños burlan a la justicia comprando el silencio de los deudos. Precisamente, el pasado jueves 22 de julio habría fallecido otra persona en el socavón ilegal de los hermanos Ballena, sin embargo los deudos habrían llegado a un acuerdo para no denunciar el hecho.
“Nos avisaron que falleció un hombre electrocutado y el hermano del dueño, habló con la familia. Según dicen sacaron el cadáver en horas de la madrugada y que se habría pagado 20 mil soles para que los familiares no denuncien. Es lo de siempre. Hace poco una señora denunció que le quisieron pagar por el cadáver de su esposo. Ya estamos acostumbrados. La Policía no ha hecho nada por esclarecer los hechos”, dijeron las autoridades del caserío.
Ante ello, los pobladores cuestionaron al comandante PNP Jaime Tirado García, jefe del Departamento de Investigación Criminal de Huamachuco, quien en su momento advirtió que su unidad policial carecía de los recursos necesarios para combatir a las mafias mineras.
De igual forma al jefe policial, Julio César Hernández y al nuevo subprefecto, Mario Vargas, por no realizar ninguna coordinación con las autoridades para enfrentar a los mineros ilegales. Asimismo, a la fiscal Lastenia Acuña quien en repetidas ocasiones ha manifestado que solo son 50 personas las que se dedican a la minería ilegal en Huamachuco restando importancia a la devastadora realidad en la zona.
Según el último reporte de la Red de Salud de la provincia de Sánchez Carrión se registra 6 822 casos de covid-19 en esta localidad andina y 179 personas han perdido la vida a causa de este letal virus.